Uno de los principales mitos sobre comer emocionalmente es que lo desencadenan emociones negativas. Sí, es cierto que la gente a menudo se refugia en la comida cuando está estresada, se siente sola, triste, ansiosa o aburrida. Pero comer emocionalmente también se puede asociar a emociones positivas, como el romanticismo de compartir un postre en el día de San Valentín o la celebración de un banquete en un día festivo.
Muchas veces la VOLUNTAD se ve expuesta, a insistentes SABOTEADORES de la Comida Saludable. Si la DEBILIDAD es mayor que la RESISTENCIA, se deben buscar alternativas para no desviarse del camino que un día fijamos. Si a esto le sumamos, al propio SABOTEADOR INTERNO (que boicotea cualquier intento de cambio), se hace muy cuesta arriba el BIENESTAR FÍSICO Y MENTAL...
No hay mucha gente que haga la conexión entre el comer y emociones. Pero entender qué desencadena la conducta de comer emocionalmente puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo. El HAMBRE SOCIAL desencadena en muchas personas el HAMBRE EMOCIONAL. En consulta y en nuestros talleres se trabaja esto y mucho más, para que no sucumbas a lo que el mundo te empuje...
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