Normalmente los finales de año nos tienen especialmente emocionales y claro, eso afecta a la alimentación. Es por eso que hoy voy a pedirte un ejercicio de autonocimiento, autocompasión, coherencia y compromiso hasta que lleguen las Navidades.
Plantéate esta pregunta: ¿Qué puedo hacer para mejorar mi alimentación hasta entonces y no sentirme mal?
1. Centrarme en un objetivo.
2. Selecciona tres cambios que puedas realizar para conseguir ese objetivo. No hagas complejos tus pasos de alimentación saludable, pero eso si se realista y establece un compromiso real contigo mismo/a.
3. Forma un plan simple, teniendo una agenda del día, la semana y el mes. ¿Cuándo vas a hacer esos cambios?. Anótalo en tu calendario (pon una alarma si hace falta) y cúmplelo, sin excusas, deja ese hueco para hacerlo si o si
4. Ejecutar el plan
5. Modificar el plan, si no te diera resultado
Así como podemos comer en exceso sin pensar, también podemos comer mejor sin pensar. "Es más fácil cambiar nuestro entorno que cambiar de opinión".
CAMBIA TU ENTORNO, LOS SABOTEADORES QUE TE SACAN DEL CAMINO DE TENER UNA RELACIÓN SANA CON LA COMIDA.
Si el cambio que quieres está enfocado a toda tu familia y te cuesta mucho más esfuerzo, por ejemplo introducir vegetales, prueba lo siguiente: Ponle imaginación a los platos y decóralos o anímales a que lo decoren ellos jugando y que le pongan nombres divertidos a los vegetales. Por ejemplo el Brocoli podría ser el árbol para respirar (tiene forma de pulmón).
Y para los que tenéis mucha ansiedad vamos a trabajar junt@s como RESISTIR UN ANTOJO DE COMIDA, o incluso prevenir ese antojo:
Llegado el antojo, 1º bebo un vaso de agua o una infusión calentita. No se me pasa.
2º elijo otro producto más sano (una manzana por ejemplo) y como despacio. No se me pasa.
3º Me voy a la calle sin dinero a andar o hago ejercicio en casa. No se me pasa.
4º Pido ayuda a un familiar o llamo a alguien por teléfono. No se me pasa.
5º Me como el antojo, PERO, con la mano izquierda con tenedor, mastico 20 veces cada bocado, lo saboreo y cuando termino la ración, me levanto y me voy a andar 20 minutos.
Gracias a nuestra neuroplasticidad cerebral, somos capaces de crear nuevos hábitos, pero para ello debemos practicar el cambio diariamente. Cuantas más veces mejor.
Si necesitas ayuda para el cambio, escríbenos.